RÍO DE JANEIRO.-Julio 10 del 2022.-A tres meses de las elecciones presidenciales en Brasil, la desinformación sobre los candidatos archirrivales Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva inunda las redes sociales.
Desde inicios de este año, el número de noticias falsas o engañosas en relación con la disputa electoral fue en aumento y se cuadruplicó de enero a junio.
Los contenidos sobre las elecciones pasaron a ocupar ese espacio (antes dominado por la pandemia de covid-19), ganando preponderancia”, señala Sérgio Lüdtke, coordinador de Comprova, un proyecto de verificación colaborativa formado por 42 medios de comunicación.
La pandemia probablemente fue un periodo de prueba para estos grupos” que comparten desinformación, “lo que terminó convirtiéndola en un asunto político”, indicó Lüdtke.
La desinformación adquirió con covid-19 “una nueva forma que permea la política, la economía y la ciencia”, coincide, por su parte, Joyce Souza, especialista en Comunicación Digital de la Universidad de Sao Paulo.
Los contenidos sobre los comicios viralizados se centran principalmente en la desconfianza en el sistema electoral, planteando dudas sobre las encuestas y la votación electrónica.
Esta última se implementa en todo el país desde 2000 con el objetivo de evitar el fraude, algo que ha puesto en duda —sin pruebas— el presidente Jair Bolsonaro, quien aboga por la impresión de los votos, con contaje público.
El propio mandatario ultraderechista es foco de desinformación, así como el expresidente izquierdista Lula (2003-2010). El último sondeo del 23 de junio del instituto Datafolha otorga 47% de la intención de voto a Lula y 28% a Bolsonaro en la primera vuelta del 2 de octubre.
MECANISMOS SOFISTICADOS
Los comicios presidenciales de 2018 fueron una muestra de la capacidad de multiplicación de las publicaciones falsas y engañosas, con potencial de impactar en el electorado brasileño.
Sin embargo, aquellas podían verificarse más fácilmente con información de fuentes confiables.
Una de las estrategias del complejo escenario de la desinformación es generar dudas en el usuario de las redes, mezclando tanto las cosas que éste ya no sabe en quién confiar”, resumió Pollyana Ferrari, especialista en Comunicación y coordinadora de la red PUC Check.
Desde las elecciones de 2018, algunas plataformas ganaron popularidad entre los brasileños, como Telegram y las aplicaciones de video TikTok y Kwai, que permiten difundir contenido visual velozmente, con ediciones simples.
Sucedió con un video que parecía mostrar a los hinchas de la selección brasileña gritando “Lula, ladrón” en un estadio repleto.
Las imágenes fueron vistas más de 100 mil veces en sólo una de las publicaciones, que preguntaba: “¿Éste es el líder de las encuestas?”.
Pero el audio había sido cambiado con una herramienta de edición de TikTok.
Para Ferrari, este tipo de uso de TikTok es uno de los sellos distintivos de la ola de desinformación actual.
Como un virus, el fake contamina los oídos, distorsiona la visión, se instala en la mente y se esconde en la risa del meme, que siendo tan inofensivo termina siendo un vector de transmisión de desinformación”, evaluó.