CIUDAD DE MÉXICO.-Septiembre 27 del 2023.- (El Universal y EFE).— Tras la circulación de un vídeo en redes sociales en el que pobladores vitorean a hombres armados del Cártel de Sinaloa en Chiapas, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas denunció que se encuentran en un «estado de sitio, bajo psicosis social con narcobloqueos».
La Diócesis denunció en un comunicado que la población ha sido usada como «barrera humana obligándolos a estar y poner en riesgo su vida y la de su familia».
«Denunciamos amenazas, hostigamiento, persecución e intimidación a la sociedad civil, la presión y control social, político y psicológico de diferentes grupos para que el pueblo tome partido por uno o por otro grupo criminal», dice el documento publicado en sus redes.
Acusó manipulación política para brindar servicios básicos y responsabilizó a los tres niveles de gobierno por la desatención a esas graves problemáticas.
Ayer mismo, cuestionado sobre el tema en su mañanera, y a pesar de la ejecución de un agente de la FGR en ese mismo estado, el presidente López Obrador dijo que está «todo normal» en Chiapas.
Minimiza de nuevo la violencia
Ante la problemática en Chiapas, los Jesuitas de México condenaron enérgicamente la creciente ola de violencia que asuela al estado e hicieron un llamado a la restauración del orden y el estado de derecho en esta región, «en momentos en que comunidades y pueblos sufren asesinatos, reclutamiento forzado, secuestros, amenazas y la explotación de los bienes naturales».
«En el espíritu de nuestro compromiso con la justicia social y la promoción de la paz, condenamos con firmeza cualquier acto de violencia que cause sufrimiento y miedo en las vidas de nuestros hermanos y hermanas en las comunidades chiapanecas», señalaron.
Respaldaron también las demandas de las diócesis de San Cristóbal y Tapachula para el restablecimiento del orden y el estado de derecho en Chiapas: «Es fundamental que las autoridades competentes tomen medidas decisivas para garantizar la seguridad de las personas y abordar las causas profundas de esta inseguridad y terror».
Ayer, en su mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó otra vez «desfile» al convoy de presuntas camionetas del Cártel de Sinaloa que circularon con hombres armados en los municipios de La Trinitaria y Frontera Comalapa, Chiapas, y aseguró que está «todo normal».
«Ya está allá la Guardia Nacional, se está procurando que se establezca la vigilancia para que se restablezca el servicio de energía eléctrica, que puedan entrar los técnicos», dijo.
¿Alimentos, víveres? ¿Todo está normal? ¿Hay clases?, se le cuestionó. «Todo normal, ya se quitaron todos los bloqueos, eso es lo que tenemos hasta ahora. Yo conozco muy bien allá y conozco a la gente y sé que van a ayudarnos en todo, que están con nosotros, se los puedo garantizar», acotó.
¿No tiene bases sociales el crimen en esa región?, se le preguntó. «Puede haber, pero no creo que mucha, es algo parecido a lo que sucedía y sigue sucediendo en la Lacandona, pero ahí ya se aceptó que entre la Guardia Nacional, hay un programa especial de bienestar», dijo al mencionar «la época de los corruptos».
Día de ejecuciones en México
En contraste con la tranquilidad del Presidente, ayer fue un día especialmente violento en el país.
En Monterrey, Nuevo León, presuntos miembros del crimen organizado dejaron siete cuerpos desmembrados y cinco bultos con restos humanos en calles de la zona metropolitana.
Ante los sucesos, el Gobierno de Nuevo León organizó una reunión urgente de seguridad, tras la que el secretario de Seguridad estatal, Gerardo Palacios Pámanes, adjudicó los sucesos a una «purga» al interior de un grupo criminal.
En Ocozocoautla, Chiapas, un mando de la FGR fue asesinado a balazos cuando conducía su Camaro en la carretera.
En Cancún, Quintana Roo, dos cuerpos con signos de tortura aparecieron en la Región 236. Además, un custodio del Cereso de ese municipio fue ejecutado, en el tercer caso similar en lo que va del año.
En Irapuato, Guanajuato, una familia fue masacrada por sujetos armados que dispararon a todos los ocupantes de una vivienda mientras dormían. Fallecieron el padre de familia y sus tres hijos.