05 de junio del 2024
Alejandro Moreno Cárdenas se ha encargado de llevar al PRI a la debacle en apenas cinco años que se ha mantenido en la dirigencia nacional, en los que ha perdido casi todo, menos las intenciones de buscar mantenerse en el cargo pese a sus estrepitosas derrotas.
El campechano se ha encargado de aplicar la política del “agandalle” y rodearse de incondicionales para no soltar el poder, quienes lo habrán de ratificar en la próxima Asamblea Nacional del partido, pero al paso que va estará más próximo a desaparecer que a recuperarse.
Sólo “Alito” ha logrado sobrevivir a pesar de que es el símbolo de la derrota priista y se ha aferrado a continuar en el liderazgo, para lo cual ha ido haciendo a un lado no sólo a los cuadros priistas, sino a destacados personajes que le exigieron cuentas.
La lista de exgobernadores inconformes con su liderazgo es larga, entre ellos Arturo Montiel, José Natividad González, José Reyes Baeza, Francisco Labastida, José Antonio González, Fernando Baeza Melendez, Manuel Ángel Núnez Soto, como también es larga la lista de quienes prefirieron abandonar el partido, como Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila y Eugenio Hernández, entre otros.
Nunca antes en el PRI un dirigente nacional se había mantenido con una estrepitosa derrota electoral a cuestas, pero “Alito” lleva de todas todas y no sólo se ha mantenido, sino que quiere seguir. Manlio Fabio Beltrones, próximo senador, renunció a la dirigencia en junio del 2016 tras los malos resultados electorales.
Moreno Cárdenas asumió la presidencia del CEN priista en agosto del 2019. En las elecciones intermedias de 2021, perdió los gobiernos de Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Guerrero, su natal Campeche y San Luis Potosí.
Al año siguiente, los priistas aún en alianza perdieron Hidalgo y Oaxaca, y ganaron Durango, que tenía el PAN, estado que aún gobierna junto con el de Coahuila que logró retener en los comicios del año pasado, en los que perdió en Estado de México, otrora bastión del partido.
En el caso de las diputaciones federales y senadurías, así como de los congresos locales, el retroceso ha sido más que escandaloso: ha ido de fracaso en fracaso.
Al asumir la dirigencia nacional en agosto de 2019, “Alito” dijo que la militancia liberó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) “de la nomenclatura que lo tenía secuestrado”. Ahora sólo es él y su camarilla el que lo quiere seguir teniendo secuestrado.