07 de abril del 2025
Por Alejandro Álvarez Herrada
Cuando el hombre se relaciona con la naturaleza, se da cuenta de su pequeñez en el espacio que le toca vivir, “su mundo” y mira su insignificancia ante lo grandioso de la naturaleza.
Viajar a otros lugares de la tierra como “Las cataratas del Niágara, La Patagonia” o según lo que opinan los expertos en la naturaleza, una aurora Boreal, los bosques poblados de aves y animales como el ruiseñor y el pavorreal, el escuchar el ruido de las cascadas y la neblina, del agua su color, de los bosques el canto del viento, su vegetación y sobre todo su silencio con todo su bello espectáculo.
Y te dan cuenta que todo lo que nos rodea incluyendo al hombre con sus valores, fallas, aciertos y sus obras, se detecta pequeño ante la belleza que DIOS creó para que VIVA en un viaje sin retorno.
¿Pero qué es el mundo?
Yo encuentro que el hombre, con todo y su pensamiento y su mundo es un ser insignificante ante la grandeza de lo que Dios le dio, ese mundo con todas sus riquezas.
Es más, me parece una paradoja que las montañas cubiertas de rocas y hielo, te invitan a pensar que, así como te cuesta escalar, te pide tenacidad y esfuerzo para escalar tu mundo o tu existir en lo maravilloso del entorno que fue creado para ti, porque todo es lucha.
Me viene a la memoria lo que nos dijo Mahatma Gandhi, cuando admiro la vida implica esfuerzo y lucha para ser disfrutada y cuidar el gran regalo de Dios “Tu mundo” con todo lo bello de su entorno y los retos que se te presenten, ya que si analizamos también será un esfuerzo ante la grandeza de tu mundo y tú entorno.
La belleza de la luna, toda mi alma se ensancha adorando al que creó esta maravilla de universo.
YO DIGO: EL QUE MIRA HACIA FUERA SUEÑA, EL QUE MIRA HACIA DENTRO DESPIERTA, YA QUE LA VIDA ES MUERTE Y LA MUERTE ES VIDA.





