06 de mayo del 2024
En México, reafirmamos nuestro compromiso con el avance hacia la paz, que es un pilar fundamental en el desarrollo sostenible y un derecho humano esencial.
Debemos de construir una paz que trascienda más allá de la resolución de conflictos armados y que tome en cuenta aquellos factores que vulneran la vida, la dignidad y los derechos humanos.
Su excelencia de Turquía tiene toda la razón: todos somos iguales, somos seres humanos iguales; el respeto a la soberanía y a la independencia es de vital importancia; por ello debemos de construir una paz que trascienda más allá de la resolución de los conflictos armados y que tome en cuenta aquellos factores que vulneran la vida.
Es importante dimensionar que la paz global implica construir una paz sostenible.
La paz sostenible significa tolerancia cero para la violencia contra las mujeres, cero violencia también en las familias, en nuestras comunidades, en las escuelas, en los trabajos, en el ámbito político, porque también hay violencia en el ámbito político cuando hay intolerancia. Hay que decirlo: nosotros, todos aquí, somos políticos y políticas. También en el ámbito social y cultural.
Si existe violencia contra las mujeres, no podrá existir una paz sostenible, porque las mujeres siempre vamos a ser hacedoras y constructoras de la paz, como lo dijo mi colega también de Indonesia.
La paz sostenible significa garantizar la alimentación suficiente y de calidad, la creación de políticas públicas encaminadas a la protección del medio ambiente, como bien lo dijo mi colega de Australia; garantizar el acceso al agua, todavía hay países que no tienen, comunidades, acceso al agua que el agua es vida y es el vital líquido para vivir, para sobrevivir.
Acceso a los servicios de salud de calidad, educación de calidad, el empoderamiento también de las mujeres en todos los ámbitos y en la igualdad entre las mujeres y los hombres; el acceso a las mujeres también a la toma de decisiones, eso también trae paz, porque es incluir al otro 50 por ciento que también tiene derecho.
Garantizar la seguridad de los ciudadanos sin medidas autoritarias, en el pleno respeto de los derechos humanos; asegurar el acceso a la justicia pronta y expedita por nuestras instituciones.
La diplomacia y la política, y me refiero a la diplomacia parlamentaria, se presentan como una herramienta poderosa e insustituible para alcanzar estos fines. La política y política, y buena política siempre.
Los parlamentos, como pieza fundamental en la construcción y en la promoción de la paz deben, primero, fortalecer los marcos jurídicos y revisar los mecanismos para combatir el terrorismo y el exterminismo, al tiempo de fomentar los valores de tolerancia y coexistencia pacífica.
También, intensificar los esfuerzos por la paz y la resolución pacífica de las controversias, establecer alianzas estratégicas con el Poder Ejecutivo y la sociedad civil; asimismo, con los órganos internacionales. Contrarrestar el discurso de odio, hoy por hoy vemos que va en franco crecimiento el discurso de odio entre las etnias, entre las clases sociales, entre los colores de las pieles, entre países, entre, incluso, políticos. No voy a decir nombres, pero hay políticos que fomentan el discurso de odio. Y recopilar también, debemos, la información sobre la manera en que se enfrentan los riesgos a la seguridad relacionados con el clima.
El cambio climático está generando migraciones, y las migraciones, a veces, son, ¿cómo podré expresarlo?, irregulares y no siempre son aceptadas. Cuando hay un traslado de comunidades enteras a otros países no siempre son aceptadas con tolerancia. Tenemos que trabajar más en eso.
Fortalecer instituciones como la Corte Internacional de Justicia y otras instituciones judiciales internacionales, mecanismos que son esenciales para la resolución pacífica de las disputas entre las naciones.
Fomentar también la cooperación y lograr la paz duradera a nivel mundial, promoviendo la prevención de conflictos, poniendo especial atención en el desarme, en la desnuclearización que afecta y que nos preocupa la reducción del gasto militar y en las prioridades presupuestarias de nuestras naciones.
A medida que avanzamos en el primer año de la segunda década de MIKTA, es esencial que nuestros países refuercen su papel como facilitadores de iniciativas constructivas y promuevan una gobernanza global más inclusiva y efectiva.