30 de septiembre del 2024
*Y lo que dejó Nueva España al mundo; mestizaje y la fusión de dos mundos
Por Raúl Torres Salmerón
Se ha hablado mucho, en diarios, redes sociales, comunicación verbal y pláticas en los cafés del asunto de la no invitación al Rey de España para que asistiera a México a la toma de posesión de la Presidenta Claudia Sheinbaum y la ausencia de cualquier representante español a la ceremonia.
El mestizaje entre España y México, iniciado con la llegada de los españoles al continente americano fue una fusión de dos culturas que dio origen a nuevas identidades, tradiciones y riquezas compartidas.
¿Y qué dejó España en Nueva España a lo largo de 300 años? La lista de los beneficios recibidos es enorme:
El derrocamiento de un poder, el mexica, despótico y sanguinario, que imponía tributos de sangre a los pueblos sometidos. Éstos prefirieron la alianza con Cortés antes que defender una supuesta América indígena.
El fin del canibalismo, negado y poco difundido por la historia oficial. Al pan de color rojo que aún se vende en pueblos y ciudades es el recuerdo de la sangre de los sacrificados por los aztecas. Lo utilizaron los frailes españoles para adoctrinar a los indígenas.
La diversidad cultural, tan alabada hoy día cuando sucede en Europa o Estados Unidos. Gracias a la conquista, se instalaron en México europeos, asiáticos y africanos. La rueda y la explotación de los metales; la Real y Pontificia Universidad de México, fundada por el emperador Carlos V en 1551 y desmantelada en el siglo XIX por los republicanos.
La Catedral de la Asunción de María de México, de la que se puso la primera piedra en 1571, reinando Felipe II. El alfabeto y la escritura de la lengua castellana y de varias otras lenguas indígenas.
La industria del libro, con el establecimiento de la primera imprenta en 1539 y la declaración por una real cédula de 1558 del oficio de impresor como libre; la primera biblioteca pública de América, fundada por el obispo Juan de Palafox en Puebla en 1646.
El calendario gregoriano, establecido por Felipe II en octubre de 1582, antes que en Inglaterra, Estados Unidos, Suecia, Turquía, China, Rusia; el comercio con España, China y Perú, con exportación de artículos como plata y tabaco.
La cría de caballos, mulos, burros y bueyes, que hicieron la vida más cómoda a los indígenas, pues permitían el transporte de cargas a lomos de estos animales o en carretas, cuando antes las tenían que llevar ellos.
La difusión de nuevos alimentos, fuesen animales como gallina, cerdo y cordero, frutas como naranjas, plátanos y manzanas o vegetales como trigo, arroz, garbanzos, lentejas, berenjenas.
Una legislación que convertía a los nativos más humildes en sujetos de derechos y frenaba los castigos que podían infligir los caciques y las autoridades españolas; la supresión del servicio militar exigido por los caciques para guerrear contra los vecinos.
La fundación por Cortés del primer hospital en la ciudad de México, el de Jesús, en 1521. Y poco después el primer hospital para leprosos, el de San Lázaro; el primer hospital universitario, el Hospital Real de Naturales, que acogió la Real Escuela de Cirugía, y donde se estudiaban las medicinas y los remedios españoles e indígenas.
La construcción de nuevas ciudades, más luminosas e higiénicas que las de Europa, gracias a la aplicación del urbanismo de la ‘ciudad ideal’ renacentista; la vacuna de la viruela y las juntas de vacunación, que desaparecieron en las guerras del siglo XIX.
Como se ve, los españoles dejaron en América mucho más de lo que, por ejemplo, dejaron los árabes en España, o los vikingos en Irlanda, o los mongoles en Asia, o los franceses en Costa de Marfil.
La esclavitud era habitual entre los indígenas, hasta el punto de que la intérprete y amante de Cortés, doña Marina, fue vendida por sus padres y luego regalada, junto con otras mujeres, por los caciques de Tabasco a los españoles y liberada por éstos. Acabó como una señora, casada un capitán del gran conquistador y con dos encomiendas.
La abolición de la esclavitud en México la realizaron los independentistas a partir de 1824 en las Constituciones estatales, aunque tardó tiempo en ser efectiva.
Como dato curioso hay que señalar que cuando se proclamó la independencia por el rechazo de Fernando VII a enviar a un infante de la Casa de Borbón para que fuese coronado rey, como proponía el Plan de Iguala, el Imperio Mexicano era el cuarto estado soberano más extenso del mundo, con más de cuatro millones de kilómetros cuadrados. Poco más tarde, las oligarquías criollas empezaron a perder territorio en favor de Estado Unidos, entregaron las riquezas mineras a extranjeros y por último se dedicaron a masacrar a sus compatriotas de clase baja.
Y esto es lo que España no tendría sin el mestizaje con México:
En alimentos y gastronomía, el chocolate y vainilla productos, llevados del México prehispánico, se convirtieron en lujos codiciados en las cortes europeas; hoy en día, el chocolate y la vainilla son ingredientes esenciales en la repostería española y mundial.
Tomate y maíz que, en la cocina mediterránea, famosa por su riqueza, no sería la misma sin el tomate mexicano, el cual llegó a ser un pilar en la dieta española; del mismo modo, el maíz se incorporó en diversas recetas. Chiles y aguacates fueron los ingredientes que enriquecieron la cocina española, especialmente en las regiones donde se adaptaron rápidamente.
Arte y cultura, con el barroco novohispano que el mestizaje cultural dio lugar a un estilo artístico propio de la Nueva España, que influyó tanto en la península como en América. Este arte fusionó tradiciones indígenas y europeas, creando un legado único.
En literatura mestiza, autores como Sor Juana Inés de la Cruz, cuya obra refleja la interacción entre lo europeo y lo novohispano, han sido fundamentales tanto para la literatura española como para la mexicana.
Riqueza económica con minerales preciosos ya que el oro y la plata de México alimentaron la economía española durante siglos. Esta riqueza consolidó a España como una potencia mundial durante el Renacimiento, permitiéndole expandir su influencia.
A diferencia de otros procesos coloniales que arrasaron con las culturas nativas, en el caso de México y España, el mestizaje implicó protección y fusión cultural. Isabel la Católica, desde el comienzo, ordenó que los indígenas fueran tratados como súbditos y no esclavos, lo que quedó formalizado en las Leyes de Indias.
El mestizaje entre España y México no fue un proceso de simple conquista, sino un proceso de construcción y fusión entre dos mundos. De esta interacción surgió una nueva cultura rica en tradiciones, arte y gastronomía que ha marcado profundamente a ambas naciones.
En síntesis, el mestizaje es el punto de partida para la creación de una cultura única y diversa que sigue evolucionando hasta el día de hoy.
Y ya ni hablar del exilio español en México en tiempos del Presidente Lázaro Cárdenas.
En fin, como escribió Pedro Garfias, (España, 1901-1967), en su poema Entre México y España:
Y tú, México libre, pueblo abierto al ágil viento y a la luz del alba, indios de clara estirpe, campesinos con tierras, con simientes y con máquinas; proletarios gigantes de anchas manos que forjan el destino de la Patria; pueblo libre de México: como otro tiempo por la mar salada te va un río español de sangre roja, de generosa sangre desbordada. Pero eres tú esta vez quien nos conquistas, y para siempre, ¡oh vieja y nueva España! raultorress@hotmail.com