17 de noviembre del 2025
En el fondo no hay hechos buenos, ni malos, solo consecuencias: Friedrich Nietzsche
Por Manuel CARMONA
Por regla general cuando se priva de la vida a una persona siempre hay consecuencias, unas más que otras, pero todos sabemos que algo ocurre, por eso me cuesta tanto trabajo entender porque en Palacio Nacional provocó tanto revuelo y especulaciones, la marcha ciudadana que fue convocada para el pasado 15 de noviembre, a fin de expresar una condena por el ataque en el que perdió la vida el Presidente Municipal de Uruapan Carlos Manzo, cuando es de lo más natural del mundo que al ser una figura pública sobrevendría algún tipo de reacción.
Si bien es cierto en un primer momento la marcha fue convocada por un grupo de jóvenes que se ostentaron como la generación Z, de inmediato se sumaron algunos integrantes del llamado movimiento del Sombrero en Uruapan, también un grupo de médicos que se duelen de falta de pagos y acoso laboral, alguna que otra figura de la política local y nacional como el ex Presidente Vicente Fox, además del intenso proselitismo por parte del empresario Ricardo Salinas Pliego, pero también se produjo una gran respuesta de muchas expresiones de la sociedad civil, a consecuencia del hartazgo que ha ido en aumento por el tema de la inseguridad sin ningún control en el país..
En resumen, en muy pocos días el llamado transitó hacia una movilización heterogénea y así ocurrió. Una gran concurrencia en todas las ciudades donde se anunciaron marchas y con sus salvedades como es el caso de la ciudad de México, en donde sí se produjo un enfrentamiento de algunos manifestantes con los granaderos, en términos generales en casi todas partes las protestas se llevaron a cabo en relativa calma, a diferencia de los actos de vandalismo que sí se registraron en otros estados de la república mexicana, en los días subsecuentes a la ejecución del Presidente Municipal el pasado sábado primero de noviembre.
Sin embargo si revisamos la historia universal todos los crímenes políticos han tenido un alto costo. Cuando asesinaron a Julio César en el Senado, se acabó la república romana, sobrevino una tercera guerra civil y muchos años de turbulencia y desconcierto hasta la instauración del Imperio por parte de Octavio César Augusto.
Cuando asesinaron al archiduque Francisco Fernando y a su esposa Sofía en Sarajevo en 1914, se dio el estallido de la primera guerra mundial donde perdieron la vida millones de personas y la destrucción de la economía europea durante muchísimo tiempo.
El crimen del Presidente Francisco I. Madero en 1913 reactivó y prolongó el conflicto revolucionario al menos una década más, lo que trajo como consecuencia la muerte de aproximadamente un millón y medio de mexicanos, debido al periodo de inestabilidad que produjo ese golpe de estado.
La muerte violenta de Mahatma Ghandi en 1948 provocó un largo periodo de tensión y conflicto que dejó 15 millones de desplazados, además de una inestabilidad que significó el más importante punto de inflexión en la historia de la India.
Hay un caso inusual, el asesinato de Martin Luther King, que no provocó ninguna revolución, ni ocasionó miles de muertos, pero cambió la fisonomía política de los Estados Unidos. El ataque en el cual perdió la vida el activista, tuvo una poderosa influencia social que detonó un creciente avance en la lucha contra la discriminación y en el respeto a las libertades y a los derechos civiles en el país más poderoso del mundo.
El atentado contra el candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994, abrió una profunda herida al sistema político mexicano, además que desató una espiral de violencia y un prolongado periodo de INESTABILIDAD en el cual seguimos atrapados.
En conclusión: después de haber recordado someramente la inesperada muerte de algunos personajes a lo largo de la historia y sus efectos en el tiempo y en el contexto social en el cual ocurrieron, no veo porque nadie del equipo más cercano a la Presidenta Claudia Sheimbaun le ha dicho que la ejecución de Carlos Manzo traería consigo inevitablemente una serie de repercusiones y alineamientos en el tablero del poder, en el corto y en el mediano plazo y que la marcha del 15 de noviembre apenas ha sido el primer síntoma.
Por lo tanto no existe ninguna conspiración de carácter internacional, ni fuerzas oscuras, ni enemigos invisibles, solo CONSECUENCIAS de lo ocurrido. Lo que sí hay, son OPOSITORES de carne y hueso incluso dentro de su mismo partido, además de los externos, de derecha, del centro, grupos radicales etc. que aprovecharán la oportunidad de manera natural (esa es su función en el ecosistema político) para tratar de exponer los errores y omisiones previos al crimen y el manejo posterior que se haga con cargo a la investigación.
La lección de esta marcha no es quien la convocó, eso es completamente irrelevante, lo fundamental, es sí hubo ó no hubo respuesta de la gente. La información es para analizarla, no para desestimarla, para hacer lo que se tenga que hacer, para corregir el rumbo si se identifica la necesidad de hacer ajustes y dejar de culpar a todo mundo de los errores propios y de las malas DECISIONES…..








